Santa Cruz es una de las urbes latinoamericanas con mayor crecimiento. Lo ha sido, para sorpresa del mundo, desde mediados del siglo pasado y mantiene esa tendencia, impulsada por la energía de su vocación agroindustrial. Y hoy por hoy es también la capital de la construcción.
Según un estudio del Observatorio Urbano de la Cámara de la Construcción de Santa Cruz, la indiscutida capital económica de Bolivia concentra un 58% de las actuales 3,5 millones de hectáreas en construcción en el eje central.
Ya no llama la atención que la ciudad oriental haya comenzado a crecer hacia arriba, con una agresiva explotación de la propiedad horizontal, y también con el desarrollo de urbanizaciones de lujo, casi todas ellas con lagunas artificiales, en la "banda” o en el Urubó. Simultáneamente, se han edificado centros comerciales o malls, como Ventura o Las Brisas, que han situado a Santa Cruz en la vanguardia del retail o las ventas al detalle y que dan inicio a un nuevo capítulo en la historia del comercio en el país.
Las 38.000 hectáreas de la también llamada Ciudad de los Anillos, sin embargo, al parecer ya no bastan. Con esta convicción, el empresario inmobiliario Julio Novillo, presidente Ejecutivo del grupo empresarial Lafuente, comenzó hace unos a soñar despierto y a impulsar el mayor proyecto urbanístico del país, situado en el norte de Santa Cruz.
El emprendimiento ha sido denominado la "Nueva Santa Cruz” y se trata de una urbe que se extiende en unas 30.000 hectáreas, bajo la idea de consolidar un desarrollo urbanístico que no sólo cuente con los servicios tecnológicos de vanguardia, propios de las grandes metrópolis, sino que tenga también un componente productivo, que es esencial en esta iniciativa. La suma de estas dos características da como resultado un megaproyecto que también se puede describir como una "ciudad productiva integrada”. Se busca edificar la capital industrial de Sudamérica en esa zona del norte cruceño.
El promotor y "cerebro” de esta gigantesca iniciativa urbanística es Julio Novillo, quien afirma que ha volcado más de 20 años de experiencia en el mercado inmobiliario en este "sueño”.
El comienzo
Se podría afirmar, y eso es lo más interesante de la "Nueva Santa Cruz”, que este proyecto comenzó a gestarse cuando Julio Novillo descubrió el negocio de los bienes raíces o inmobiliarios que, según su análisis, es uno de los cinco más importantes del mundo. Y lo hizo en una ciudad con un crecimiento urbano e industrial que daba oportunidades a quien supiera identificarlas y aprovecharlas.
Novillo procede de una familia de escasos recursos. Su padre era propietario de un camioncito que reunía leña en el monte y la vendía a las pequeñas cerámicas o "tejerías”, como se las llama en tierra cruceña, o bien la trocaba por ladrillos o tejas, que luego distribuía entre los "maestros” de la construcción o pequeñas empresas constructoras que ya entonces tenían mucho trabajo, porque la urbe comenzaba a expandirse a un ritmo acelerado.
Cuando Novillo salió bachiller, su padre le pidió que se matriculara en la universidad, para que obtuviera una profesión, pero él resolvió convertirse en un dirigente vecinal. En esas tareas sindicales, conoció cómo los loteadores usaban a los ciudadanos pobres para avasallar las propiedades privadas y luego inclusive les pedían dinero para transferirles lotes, debido a lo cual se convertían rápidamente en millonarios. Los dueños de las tierras también se aprovechaban de los que deseaban un terreno para su vivienda. Pero comprendió que todos buscaban un pedazo de tierra para edificar un hogar para sus familias y fue cuando, como él dice, "visualizó el negocio”.
Posteriormente, Novillo llegó a un puesto directivo en una cooperativa de servicios, gracias a lo cual tomó contacto con el gerente de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Fátima, Óscar Coronado; esa relación fue determinante para su futuro. Como ya había vislumbrado que los lotes tenían una gran demanda en una ciudad en crecimiento, resolvió probar suerte con la urbanización de 15 hectáreas que deseaba comprar al general Ismael Saavedra Sandóval, pero el único problema era que no tenía dinero.
Se le ocurrió, entonces, visitar a Coronado, a quien propuso el negocio, que consistía en convertir en lotes las 15 hectáreas de Saavedra Sandóval. Novillo quería que la cooperativa invirtiera y le diera "unos pesos” como comisión, pero Coronado rechazó dos veces la propuesta. A la tercera, que fue la vencida, el gerente le dijo a Novillo "¿Por qué no hacés vos el negocio? La Cooperativa te presta la plata”.
Y fue en ese momento cuando cambió su vida. Cuenta Novillo que necesitaba dar una contraparte o pie para un crédito de 75.000 dólares de la Cooperativa Fátima, por lo cual vendió un lote que había comprado en 3.000 dólares en 15.000 dólares. Tras adquirir las 15 hectáreas, contrató a una secretaria que, sentada en las proximidades de los terrenos, y dotada con una máquina de escribir, creaba kárdex individualizados para los que compraban los lotes.
"Fue un éxito. Gané 200 mil dólares, un monto que nunca había soñado en tener”, dice ahora Novillo, quien a lo largo de su experiencia en el rubro inmobiliario creó 22 urbanizaciones y se convirtió en uno de los empresarios de bienes raíces más exitosos de Santa Cruz.
Una nueva ciudad
Gradualmente, Julio Novillo se perfiló como el mayor empresario inmobiliario de un mercado muy bien definido: El de las personas con pocos recursos, que son las que más necesitan un lugar para vivir. Fue así como creó las urbanizaciones Cumbre de las Américas, Integración de las Américas y una veintena de proyectos de 50, 100 y hasta 200 hectáreas. Poco a poco esas nuevas áreas eran dotadas de agua, energía eléctrica y otros servicios básicos. El 50% de esos desarrollos urbanísticos tiene más de 1.000 hectáreas.
Novillo se consolidó en ese negocio, con esa misma clientela, hasta hace unos diez años, cuando comenzó a acariciar el proyecto más ambicioso de su vida, que parte de un cuestionamientos que él lo formula así: "Pensé que si hacíamos barrios, ciudadelas enteras, ¿por qué no construir una ciudad?”.
Para la creación de la "Nueva Santa Cruz”, y gracias a sus buenos contactos, impulsó el grupo Lafuente, un holding con 20 años de experiencia conformado por las empresas El Pahuichi, Techo y Parque Industrial, con un patrimonio de 270 millones de dólares, activos de 375 millones de dólares e ingresos de 100 millones de dólares.
La nueva urbe, situada en la región productiva del norte, la más rica de esa región, está entre Santa Cruz y Warnes, pero tiene influencia sobre Montero, Minero, Cotoca y otras ciudades. Pero no sólo está en el centro del agro oriental, que produce soya y otros alimentos, sino que tiene infraestructura básica, como la carretera que conecta a Santa Cruz al eje, el ferrocarril a Brasil y el aeropuerto de Viru Viru.
Novillo explica que la ciudad productiva integrada aprovecha la vocación agroindustrial cruceña y, además, su localización en Sudamérica, porque está a no más de tres horas de las grandes capitales del Cono Sur.
Ya se ha urbanizado la zona con los proyectos urbanísticos Pentaguazú del I al VI, Integración del Norte y Juan Pablo II, entre otros, que han logrado concentrar a 120 mil familias.
Simultáneamente, el grupo de Novillo ha invertido 180 millones de dólares en el "brazo productivo” de la nueva ciudad, que es el Parque Industrial Latinoamericano, el mayor de la región.
El empresario explica que la flamante urbe, proyectada a largo plazo, no sólo ofrece un lugar para vivir, sino también para producir: el Parque Industrial Latinoamericano. La mano de obra y el centro productivo se encuentran en la nueva urbe de 30.000 hectáreas.
Los números del megaproyecto lo dicen todo: 2.500 millones de dólares de inversión, para un ingreso estimado de 3.800 millones de dólares.
La inversión del grupo Lafuente llega a 900 millones de dólares y se requieren 1.600 millones de dólares en infraestructura urbana y al menos 24.000 millones para edificaciones urbanas.
No es poco para un grupo liderado por Novillo que comenzó con urbanizaciones populares y que hoy vuela alto.
Un proyectista y hacedor de urbes industriales
El empresario Julio Novillo viaja permanentemente por aquellas ciudades que están a la vanguardia en la fusión de dos conceptos: El desarrollo urbanístico y lo productivo.
Y tiene la idea de desarrollar ciudades productivas integradas, como la "Nueva Santa Cruz”, en otros países de la región. "Es lo que sé hacer, no hago otra cosa”, dice.
Ha aprendido mucho en sus viajes a Corea, Brasil, México y otros países. "Se aprende mucho al ver lo que hicieron en Corea del Sur, por ejemplo”, explica. Y tiene muy buenas relaciones con organismos internacionales e inversionistas privados interesados en el concepto de las ciudades productivas.
La creación del Parque Industrial Latinoamericano es una de sus grandes satisfacciones. Asegura que de las 600 empresas que trabajan en ese centro productivo la mitad es del extranjero. El metro cuadrado cuesta 27 dólares y Novillo asegura que en Sudamérica no se encuentra un precio tan competitivo en infraestructuras de este género, porque esos terrenos cuentan con todos los servicios y las compañías creen que se trata de una ganga. Operan empresas de Brasil, Perú y de China, entre otras naciones.
Además, el grupo Lafuente lanzará en breve una plataforma logística y un shopping agroindustrial.
Novillo ha planificado todo en el largo plazo: 200 años. Y espera que en ese plazo en esa zona norteña opere la capital industrial de Sudamérica.
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