miércoles, 25 de enero de 2012

El desplome ‘aprieta’ a vecinos y a viudas

El Málaga es un animal que sigue gruñendo en la cabeza de Aníbal Cabrera (85), es un pedazo de piedra que se ha quedado atragantada en su garganta y es la mole que después de venirse a pique lo obligó a abandonar su casa, que era su patria donde estaba a salvo de los achaques de la vejez.
Aníbal ya no es el mismo desde la noche del 24 de enero de 2011. Cuando el edificio se desplomó él estaba en la casa contigua, en su cama, viendo la tele y acariciando a su gato negro. Quedó encerrado por los escombros y se apagó su voz.

Ahora solo emite un sonido cavernoso y se hace escuchar con mucho esfuerzo.
- Tuve que mudarme a otra casa y mi gato prefirió quedarse entre los escombros, se lamenta, sentado en un cuarto que huele a hombre anciano y que está ubicado a dos cuadras del lugar del desastre.
- Estoy deprimido, se queja.
El patio de su casa, a un año del derrumbe, sigue lleno de escombros en que se convirtió el Málaga.
William Cabrera, el hijo de Aníbal, va cada tarde al lugar del desastre a dejar comida al gato. “Mire, allá está la cafetera en la que mi papá se hacía el desayuno”, dice y apunta un objeto retorcido entre pedazos de concreto.

Aníbal no es el único vecino que ha sido afectado por el desplome de ese edificio que estaba en construcción. María Estrella Parada viuda de Torres tiene una vivienda a dos casas del Málaga y su vida también cambió. Vivía con el dinero de las dos piezas que alquilaba y que la fuerza del desplome las ha convirtió en ruinas.
Ahora está haciendo algo que nunca pensaba para ganarse la vida.

- Vendo empanadas en la puerta de mi casa, dice y reniega por los escombros que la Fiscalía no permite sacar del patio de su vivienda.
Francisco Núñez del Prado, el fiscal adscrito al caso Málaga, aclara que los despojos del exedificio seguirán invadiendo a los vecinos hasta que termine el peritaje de campo para saber qué es lo que causó el derrumbe.

- Pero ese peritaje aún no ha empezado, denuncia María Estrella.
Ella, al igual que Aníbal, estaba viendo la tele cuando pasó todo. Pero en realidad muchas cosas aún no han pasado. Y lo más duro es resignarse a la pérdida de un ser querido.
Eso le sucede a Norma Arias Fernández, que a sus 28 años quedó viuda.

Domingo Bruno fue uno de las 15 personas que perdió la vida mientras intentaban impedir el desastre poniendo puntales en el subsuelo. Norma ahora tiene una casa que le regaló el Gobierno en la urbanización Villa del Sol y mal administra los Bs 80.000 que dice que le dio la dueña de la obra, Paulina Callaú, como parte de una indemnización por la muerte de su ser querido. Más de Bs 20.000 los ha prestado a amigos y familiares y algunos se han escapado y otros la tienen con vueltas.

Ella estaba embarazada cuando ocurrió el desastre y dio a luz a los siete días de haber enterrado a su esposo. Tuvo una niña y la llamó Bruna.
La mujer no vive en la casa de la que ahora es dueña porque dice que queda lejos de la escuela en la que estudian sus otros dos hijos.
Enriqueta Kanchi, viuda de Antenor Daza, también recibió una casa en Villa del Sol, tiene un hijo a punto de cumplir dos años, recibió la indemnización y para no ‘comerse’ esa plata vende ropa cerca del mercado Los Pozos. “La vida se ha puesto más dura con la partida de mi esposo”, lamenta y dice que la indemnización ayuda, pero nunca remplaza a un familiar que se ha ido de este mundo. Abel Montaño, abogado de Callaú, dice ya se cubrió con la indemnización de todas las víctimas.

Freddy Acebey, exrepresentante de la Jefatura Departamental del Trabajo que en su momento atendió el caso, dijo que se indemnizó a 11 familiares de los fallecidos y a cerca de 14 trabajadores sobrevivientes, algunos de los cuales perdieron sus herramientas de trabajo.

Acebey afirmó que el que menos recibió fue Bs 56.000 y el que más, Bs 162.000, haciendo un total de casi un millón de dólares en indemnizaciones. Ese monto incluye una multa de Bs 30.000 contra Callaú, que llevó a la clausura temporal de la empresa hasta el pago de la sanción. Félix Montaño era el chofer que manejaba el vehículo en el que cargaban los materiales para construir el Málaga. También murió la noche del 24.

Su esposa Milenka Gutiérrez dice que sus dos hijos son los más golpeados por la ausencia eterna de Félix.
- Mi esposo salió de casa después de tomar el desayuno y nunca más lo vimos, lamenta.

Milenka lleva el pan a casa después de trabajar como fisioterapeuta en un centro de reforzamiento muscular. El dinero que le dieron como parte de la indemnización lo ha guardado para el estudio de sus hijos.
De su esposo le quedan los buenos recuerdos, como cuando festejaron su cumpleaños número 35 cuatro días antes de su muerte.

Cecilia Ochoa tiene recuerdos oscuros. El también fue tocada por el desastre. La noche del accidente casi pierde la vida ella y su niño de tres años. Los dos estaban en la pieza que María Estrella les dio en anticrético. Vino el ¡boom! y madre e hijo tuvieron que abrirse paso a ciegas entre el polvo y los pedazos de fierro y bloques de cemento. Se fue a vivir a otro lado, pero todos los días tiene que volver a la zona porque en la esquina de la calle René Moreno atiende una librería.
El que retornó una sola vez al lugar del desplome fue Aníbal Cabrera. Lo hizo al día siguiente de la tragedia y para buscar a su gato negro. Después de ver los escombros metidos en su casa le dijo a su hijo William con el hilo de voz que le quedaba: Sácame de aquí, urgente, le dijo.

El nuevo Código apunta a responsables de las obras
El proceso de revisión del Código de Urbanismo y Obras en la Oficialía Mayor de Planificación del Municipio está en su etapa final, a punto de ingresar al Concejo Municipal para su análisis y aprobación.
Así lo hizo conocer María del Carmen Cadierno, responsable del equipo técnico de revisión del Código dependiente de la Dirección de Regulación Urbana del Gobierno Municipal de Santa Cruz.
El texto del Código de Urbanismo y Obras modificado ahora hace referencia a una mejor definición de las responsabilidades de los agentes que intervienen en el proceso de construcción, la obligatoriedad de fiscalización y control en la construcción, los procedimientos administrativos para la aprobación, fiscalización final de obras, certificado de habitabilidad obligatorio y se incorporaron normas ambientales.
Cadierno enfatizó que también se actualizaron aspectos normativos técnico-constructivos y se adoptan en algunos casos normas con validez nacional y otras normas internacionales para su aplicación.
El proceso de revisión del Código de Urbanismo se retomó en mayo de 2010, después de que se aprobó la ordenanza que pone en vigencia los nuevos Índices de Aprovechamiento de la urbe.
El terreno donde estaba levantado el Málaga está cubierto por chapas en su parte frontal (calle Monseñor Salvatierra) y adentro quedan los pedazos de concreto, fierros retorcidos y algún casco de esos que se ponen los albañiles para protegerse de accidentes en el lugar de trabajo. El panorama es gris. Parece una zona de desastre natural o el resultado de un terremoto o de una explosión.
En la calle Mercado, paralela a la Monseñor Salvatierra, hay un letrero que dice que ahí se construirá un edificio. El guardia de ese predio aclaró que el terreno no pertenece a la dueña del Málaga.

Historia

- Cecilia Álvarez (32) licenciada en Comunicación Social trabaja en el Gobierno Municipal. Junto a su mamá Magdalena Flores Soliz eran vecinas del Málaga. Contó que sufrió seis fracturas en la pelvis y estuvo internada en una clínica hasta febrero de 2011. Luego le pidieron que se recuperara en su casa con un tratamiento. La dueña del edificio, Paulina Callaú, la visitó en su casa para garantizarle que le cubriría todos los gastos como lo hace hasta hoy. Callaú hizo que le alquilara la casa donde actualmente vive, por la zona del mercado Los Pozos. Al momento de recordar el hecho, cuando dijo: “sé que es una oportunidad que Dios me está dando para hacer algo bueno”, se conmovió hasta las lágrimas. Relató que su mamá, que se fracturó una pierna, aún le teme a los edificios. Cecilia sigue un tratamiento de por vida y no puede alzar peso, ni estar mucho tiempo sentada o de pie.

- Bruno Paco es un sobreviviente del edificio. La noche de la tragedia ayudaba a instalar puntales para sostener una columna. Por ese trabajo le iban a pagar Bs 65. Pero casi pierde la vida. El edificio se vino abajo y él salió de los escombros.

El equipo del cambio

Trabajo. En agosto de 2011 se conformó la Comisión Permanente del Código con las siguientes instituciones y autoridades: Comisión de Planificación del Concejo Municipal, la Oficialía Mayor de Planificación, el Colegio de Arquitectos, la Sociedad de Ingenieros, la Cámara de la Construcción, el Colegio de Ingenieros Civiles, autores del Código de Urbanismo y Obras vigente como Sergio Antelo, Walter Rubins de Celis, como también ex autoridades municipales, según la Alcaldía.

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