El Diario
Una solicitada publicada ayer en Santa Cruz, que consiste en una carta al señor Humberto Landívar, titular de la empresa ECCI, suscrita por proveedores de ripio que piden el pago de sus facturas devengadas desde julio pasado, podría ser el primer aviso del estallido de la burbuja inmobiliaria cruceña.
Según fuentes relacionadas al sector de la construcción en Santa Cruz, la empresa ECCI es de propiedad del grupo Novillo-La Fuente, con socios visibles y otros invisibles, y está a cargo de millonarios proyectos inmobiliarios, comenzando por la “ciudad del Urubó”, según dice la carta. También figura en los proyectos de la empresa el llamado “Nueva Santa Cruz”, ideado para atraer capitales y habitantes chinos a una ciudad concebida al estilo de Las Vegas de Estados Unidos, para un millón de habitantes.
La solicitada publicada ayer se trata de una conminatoria de parte de los acreedores para una reunión y la inmediata cancelación de los adeudos el lunes 19 de diciembre.
La carta es muy tajante y es el anuncio de acciones legales que comenzarían de inmediato. El ripio entregado por estas empresas al consorcio ECCI tendría un valor de 6 millones de dólares.
Hay nerviosismo en Santa Cruz porque se sabe que se trata del primer grupo de acreedores de esta empresa, que se había convertido en la artífice de un fenómeno de crecimiento urbano jamás visto en el país.
Se sospecha que, tras este primer impacto, venga otro grupo de acreedores, por montos mayores, superiores a los 100 millones de dólares, y una tercera ola, mucho mas abultada y devastadora.
Según fuentes relacionadas al sector de la construcción en Santa Cruz, el consorcio es de propiedad de Julio Novillo, un empresario nacido en Totora, que en algún momento fue diputado del MNR pero ahora es muy próximo al MAS. Sus proyectos tienen la ventaja de coincidir, seguramente por casualidad, con carreteras que el gobierno nacional de pronto decide construir, y que les caen como regalos de la divina providencia.
Comprar terrenos y prepararlos para un loteamiento, o para urbanizaciones, no es un negocio muy barato, sobre todo si se trata de predios gigantescos en los que se debe invertir en prepararlos, con cordones de acera, dotación de agua, de alcantarillado y de conexiones eléctricas.
Si se trata de cien o mil lotes, es algo manejable, pero si se trata de cientos de miles de lotes y de proyectos pretensiosos, la cosa se pone muy cara. Eso está ahora por hacer crisis.
El estallido de la burbuja podría causar muchos daños al sistema financiero.
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