The Shard, el edificio más alto de Europa, sigue buscando inquilinos para sus 25 plantas de oficinas, seis meses después de la inauguración oficial.
La torre es un gigantesco fantasma de 310 metros de altura y 72 plantas. Su meta es convertirse en una “ciudad vertical” donde trabajen 8.000 personas, aunque este objetivo, de momento, tendrá que esperar.
El único trasiego lo protagonizan desde el 1 de febrero los turistas que suben al mirador de las últimas plantas y pagan 25 libras (30 euros) por las espectaculares vistas a la ciudad. De ejecutivos encorbatados, ni rastro. Tampoco están listos todavía el hotel de lujo que va a construir Shangri-La ni los dos restaurantes previstos.
Lejos de mostrar preocupación, los propietarios de The Shard están tranquilos. “Buscamos la correcta mezcla de inquilinos y no tenemos prisa por conseguirlos”, ha declarado Irvine Sellar, promotor del edificio y presidente de Sellar Property.
Sellar habla en nombre del propietario del rascacielos, el acaudalado Estado de Qatar, para quien las prisas no parecen existir. Qatar ha desembolsado el 95 por ciento de los 450 millones de libras que ha supuesto la construcción de la torre. En los últimos meses, los rumores sobre supuestos inquilinos han sido constantes. Empresas como Al Jazeera, la cadena de televisión qatarí, y la consultora AT Kearney han estado en las quinielas como posibles candidatos, aunque su mudanza no ha sido confirmada.
Torre de cristal
La torre de cristal, obra del arquitecto Renzo Piano, cuenta con cerca de 575.000 pies cuadrados (53.400 metros cuadrados) de oficinas disponibles, el equivalente a Torre Espacio, uno de los cuatro rascacielos construidos al norte de Madrid, que dispone de 60.000 pies cuadrados alquilables.
Los propietarios han declarado que buscan una mezcla de empresas en sectores como los medios de comunicación, la tecnología, la abogacía y la banca. Los agentes contratados para la comercialización son Jones Lang LaSalle y Knight Frank.
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