lunes, 17 de junio de 2013

Casas se convierten en garajes, oficinas o son abandonadas

Los propietarios buscan réditos económicos para mantener las viviendas situadas en el Casco Viejo en condiciones aceptables y por ello las alquilan como oficinas.

En otros casos, los dueños simplemente deciden abandonarlas y dejan que pase el tiempo para que éstas se deterioren. De esta manera justifican los derrumbes

La intensa actividad comercial y económica que hay en los alrededores de la plaza principal 14 de Septiembre es un reflejo de las condiciones en las que se encuentran las viviendas y edificios patrimoniales de Cochabamba.

Gran parte de estas edificaciones se utiliza como locales comerciales, oficinas de diferentes instituciones, imprentas, restaurantes y hasta parqueos públicos.

Los propietarios se han dado modos para habilitar estos espacios y destinarlos a distintas actividades comerciales que les generan ingresos económicos.

En algunos casos se han hecho refacciones menores para habilitar tiendas, mientras que en otros se mantienen casi intactas.

Los dineros que se cobran por los alquileres de estos inmuebles se utilizan para que los mismos sean rehabilitados.

Sin embargo, el interés por lo económico ha ocasionado, en algunos casos, daños irreparables a la identidad de la ciudad, pues, con el fin de obtener más recursos, algunos propietarios han derribado viviendas patrimoniales para abrir en ellas tiendas y parqueos públicos improvisados.

Un ejemplo es la casa que se encuentra situada en la esquina de las calles Hamiraya y Calama, donde solamente queda la fachada de la época republicana, ya que el interior se ha convertido en un parqueo.

En un recorrido por distintas calles del denominado Casco Viejo se pudo verificar que muchos de los edificios patrimoniales tienen una función comercial. Los propietarios los utilizan sólo para este tipo de actividad y no los habitan.

Algunas casas de dos plantas están abandonadas. Por las ventanas que están abiertas se puede ver que no existen muebles ni personas en estas infraestructuras. Ése es el caso de la vivienda situada al centro de la calle Bolívar entre España y 25 de Mayo.

Los grandes candados colocados por fuera y los portones llenos de tierra también son vestigios del abandono de muchas viviendas en la calle Hamiraya, Junín, Calama, Bolívar, Ladislao Cabrera, Santiváñez y Sucre, entre otras.

Los propietarios que quieren evitar el deterioro de sus viviendas realizan trabajos menores, aunque fuera de la norma como el cambio del tejado, que ya cumplió su ciclo de vida, por calaminas que estéticamente no acompañan el estilo de estas infraestructuras.

La Normativa General del Centro Histórico, de 1991, indica que en este tipo de viviendas no se puede cambiar los techos de tejas por calaminas.

Sin tomar en cuenta esta ordenanza, algunos propietarios de viviendas patrimoniales hicieron este tipo de cambios.

CUIDADOS

Constanza Orozco es propietaria de una vivienda patrimonial, que todavía conserva su casa en buenas condiciones y, además, habita en ella.

La infraestructura está situada en la calle Junín entre Jordán y Calama. Decidió abrir en ella una tienda de barrio y una librería que es atendida por su hija.

Constanza compró la casa en 1972. Asegura que ésta pertenecía a un médico llamado Omiste Camacho.

Manifiesta que esta casa es el único bien inmueble que posee y que le cuesta mucho dinero mantenerla, por la antigüedad que tiene.

En los últimos años mandó a refaccionar la fachada con una mano de pintura, pero tuvo que pedir una autorización de la Alcaldía para hacer este trabajo.

La entrevista a Constanza Orozco fue la única que este medio pudo lograr tras golpear 20 puertas en el Casco Viejo, de viviendas que parecían estar abandonadas.

En algunos casos, las personas que alquilaron los ambientes para una actividad económica indicaron que los propietarios no vivían allí. Los dueños, en la mayor parte de los casos, se fueron al extranjero y dejaron a familiares como encargados para administrar los alquileres.

SIN TECHOS

Una de las estrategias que los dueños utilizan para causar el deterioro de sus viviendas, y así facilitar la demolición, es sacar el tejado.

De esta forma, el agua, la tierra y el sol ocasionan un deterioro automático, con lo cual los propietarios luego justifican su derrumbe.

Otra de las formas que utilizan para lograr el deterioro de estas viviendas es el remojo de los cimientos.

La presidenta de la Sociedad de Estudios Históricos, Patrimonio y Restauración (Sehipre), Sdenka Fuentes, asegura que para provocar el deterioro, los propietarios que no valoran estos bienes utilizan mangueras y baldes para mojar los cimientos.

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