lunes, 17 de junio de 2013

Se pierden iglesias y casonas

Cochabamba guarda en su arquitectura grandes obras de valor patrimonial, que testifican su paso por los distintos periodos de la historia: Prehispánica, Colonial, Republicana y Contemporánea.

Pero muchas de estas obras se han destruido y han ido transformando los perfiles de las calles en una arquitectura heterogénea, “cuya lectura no identifica a nuestro pasado y tampoco es digno referente del presente que vivimos, sobre todo por la calidad estética de la arquitectura con la cual se reemplaza a la patrimonial”, afirma la especialista en Patrimonio, Patricia Dueri.

Entre las infraestructuras más importantes que se han perdido, desde 1969, están la iglesia de La Merced, el templo del Colegio Santa Ana y la maternidad Germán Urquidi.

Además, al menos 128 edificaciones fueron demolidas y, en algunos casos, mutiladas para la apertura de la avenida Ayacucho. Otras 145 fueron afectadas para abrir la avenida Heroínas.

LA MERCED

La demolición del templo La Merced se hizo en 1967, pese a que la edificación había sido declarada patrimonio de la nación.

De esta edificación, que data del año 1600, situada en la calle 25 de Mayo y Sucre, hoy sólo queda su historia y un estacionamiento particular por el cual fue sustituido.

Con una fachada de piedra, el templo fue una de las obras más importantes de la arquitectura de la ciudad y el punto de encuentro de los primeros misioneros que llegaron a Cochabamba a evangelizar.

Como este caso, cientos más se presentaron en el departamento, creando una falsa idea de progreso, afirma el representante de la Sociedad de Estudios Históricos del Colegio de Arquitectos, Carlos Lavayén.

“El edificio de La Promotora, uno de los primeros en erigirse en el centro de la ciudad, fue una especie de orgullo. Todo el mundo estaba de acuerdo con estas construcciones. Y no es que hubo una actitud de destrucción, sino de un falso progreso”, agrega.

Según Lavayén, la Alcaldía nunca tuvo más poder que los propietarios de las viviendas patrimoniales.

Recuerda el caso de la infraestructura situada en la esquina de las calles España y Colombia, que tenía patios y columnas muy representativas en su diseño. Finalmente se convirtió en centro comercial.

Lo más grave de la situación, según Lavayén, es que al permitir este tipo de edificaciones en algunos sectores, la Alcaldía no tiene argumentos para evitar que propietarios de viviendas colindantes o cercanas a nuevas construcciones hagan demoliciones.

Debido al planteamiento que tiene la Alcaldía de convertir parte del Colegio 6 Agosto (calle Santiváñez) en parqueo, el experto señala que esta entidad pública tiene una filosofía totalmente contradictoria.

En ese edificio habitó el expresidente Daniel Salamanca y su esposa Sara Ugarte.

“No hay una política clara. Si la parte de atrás de esta casona está muy deteriorada, que se construya en el lugar un espacio cultural y no un parqueo con el cual no se va a conservar nada”, sostiene.

Por su parte, el técnico del departamento de Patrimonio Territorial Karim Miranda defiende la política de la Alcaldía y asegura que se quiere cambiar la imagen del centro histórico abandonado y deteriorado por uno dinámico y activo, pero que eso no significa que las viviendas sean destruidas.

EN RIESGO

De acuerdo con la especialista en Patrimonio Patricia Dueri es difícil encontrar ciudades como Cochabamba que tengan tanta arquitectura patrimonial edificada en adobe.

El departamento era hasta algunos años atrás una ciudad que podía fácilmente lucir gran cantidad de arquitectura de este material, y hoy son muy pocas las obras que aún quedan o intentan sobrevivir.

El adobe es un material natural muy noble que soporta, con un adecuado mantenimiento, el paso del tiempo. Es saludable para el resguardo de la vida humana y, en buenas condiciones de mantenimiento, brinda protección acústica y térmica.

“Hoy que vivimos en la búsqueda de recursos que reduzcan los gastos energéticos, el adobe es el material perfecto para construir edificios que apoyen a la protección del medio ambiente. Si sumamos este valor al patrimonial entenderemos que no es correcto desechar estas edificaciones del centro histórico”, añade.

Ante la falta de una normativa especial para proteger estas edificaciones, Dueri asegura que éstas son las que se encuentran en mayor riesgo de perderse.

Indica que otra arquitectura en riesgo de perderse en breve es la edificada a mediados del siglo XX denominada “movimiento moderno”, cuyas características sobrias y recatadas convivían de buena manera con la arquitectura patrimonial Colonial y Republicana, aportando significativamente a la imagen del centro histórico. Pero al no tener ningún respaldo legal para su preservación, es la más vulnerable a desaparecer.

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