domingo, 1 de marzo de 2015

La Casa Grande del Pueblo romperá la armonía del centro histórico de La Paz

La construcción de la Casa Grande del Pueblo o nuevo Palacio de Gobierno, en el centro histórico de La Paz, ha motivado diferentes observaciones de arquitectos sobre la armonía de su diseño con el entorno, a la esencia de su diseño que, según el Estado, corresponde a un estilo "moderno tiwanacota”, a su imponente envergadura, a la sombra que llegará a proyectar sobre la plaza Murillo, entre otros factores.

La construcción de la Casa Grande del Pueblo fue declarada prioridad nacional mediante Ley del Estado Plurinacional N° 313, promulgada el 7 de diciembre de 2012. En 2013, el Gobierno Nacional invitó a la presentación de propuestas volumétricas del nuevo Palacio de Gobierno.

Sobre la base del diseño ganador del concurso se encomendó al Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR) la realización del Estudio Técnico, Económico, Social y Ambiental (TESA), que contempla el diseño arquitectónico y estructural, la instalación eléctrica e hidrosanitaria, además de instalaciones especiales.

Después de determinar y adquirir el lugar para la construcción, se derribó la casa de Alencastre, un edificio de categoría patrimonial, ubicada en la calle Potosí y Ayacucho, para iniciar las obras en octubre de 2014.

El arquitecto Juan Carlos Calderón hizo algunos bocetos basado en lo que será la imponente construcción. Él y otros dos arquitectos manifiestan sus observaciones respecto al edificio.

"En urbanismo lo que corresponde es que haya una armonía entre todos los elementos. En ninguna parte del mundo van a hacer un edificio de más de 20 pisos adosado a un Palacio de Gobierno, pegado, porque ni siquiera tiene espacio”, dice Calderón.

En ese marco, según explica, los vitrales de la Catedral -que es republicana y no colonial- se verán tapados por la construcción, lo que provocará que no ingrese luz natural al templo.
Cuestiona también que el acceso a la construcción de gran envergadura sea por la calle Potosí, una vía angosta, además de la sombra que proyectará en determinadas horas del día sobre la plaza Murillo.

Calderón destaca que sus opiniones no son una crítica a un partido político, pero sí a lo que define como "el siniestro poder de la ignorancia” en cuanto a la arquitectura, algo que ha ocurrido siempre en la ciudad de La Paz.

La armonía y lo andino

Página Siete consultó en el FNDR sobre las razones por las que se decidió por una construcción moderna andina o tiwanacota y no así que se complemente con la arquitectura del centro histórico.
La institución respondió: "Muchas edificaciones en la zona ya no mantienen su diseño original, no se realizaron trabajos de mantenimiento, conservación y preservación, por lo que no consideramos que sea este proyecto el que afecte a la armonía del paisaje urbano de la zona”.
Para el diseño del edificio se rescataron los principios de complementariedad Alaxpacha (el mundo de arriba), Akapacha (el mundo de aquí) y Manqhapacha (el mundo de abajo y adentro). Y los principios del ama sua (no seas ladrón), ama llulla (no seas mentiroso) y ama kella (no seas ocioso), que son los fundamentos del nuevo Estado Plurinacional de Bolivia.
Ellos fueron incorporados en forma de columnas y líneas en el diseño del proyecto, como una manera de rescatar la historia y cultura indígena de los pueblos, promover los principios ético-morales y valores del vivir bien, según informaron las autoridades al presentar la maqueta de la Casa Grande del Pueblo.
¿Un estilo andino?
El arquitecto Carlos Villagómez señala que "la esencia en arquitectura no es resultado de una simple decoración o emplasto. Debe nacer de las entrañas mismas del proyecto y reflejarse honestamente como en el ejemplo del Monoblock de la UMSA, de Emilio Villanueva”.
Villagómez argumenta que toda la ciudad está y estará edificada en el Akapacha, y pretender reflejar los tres niveles existenciales del mundo andino en un edificio es un despropósito conceptual. "Con ese criterio todos los sótanos serían Manqhapacha, lo cual es un sinsentido y, peor aún, una desacralización inaceptable del animismo andino”.
Al respecto, el presidente del Colegio de Arquitectos de La Paz, Wálter Hoz de Vila, indica que el concepto que se le quiere dar al diseño no responde a la esencia que se quiere transmitir.
"Vamos a poner un edificio que no tiene nada que ver con el entorno, por la supuesta intención de rescatar los valores que han mencionado. ¿Cómo tendríamos que interpretar esa cosmovisión en lo referido a la arquitectura y a la infraestructura? Es una agresión a la ciudad de La Paz”.

Desde su perspectiva, el diseño debió responder a un concurso, en el que se satisfagan las necesidades del Gobierno, pero también la cosmovisión imperante en la zona, sin tener que destruir la memoria histórica de La Paz y el país.

"Este edificio, y no es exageración, destruye para siempre el centro histórico. Ello, porque de aquí a 20 o 30 años, si lo quieren demoler, no se va a poder, ya que para ello tendrían que demoler lo que está alrededor y eso no se puede hacer”, añade Calderón.

Sobre el helipuerto, Calderón y Hoz de Vila señalan que al estar sobre los 3.600 metros y en una "hoyada”, se corren riesgos que deberán ser detenidamente estudiados por los constructores.

Para Calderón, es necesario respetar la parte precolombina de la historia que compete a Bolivia, pero no se puede ir copiando puertas del sol porque ya no corresponde a la época actual.

Para el arquitecto Villagómez, el proceso de cambio que vive Bolivia, que es, sin duda alguna, una revolución significativa en su historia política, merece algo más que esa muestra desproporcionada de arquitectura.
"Pienso y creo que con los recursos actuales se pueden recuperar la espacialidad de los atrios, plazas y espacios públicos prehispánicos, en una obra con mayor ambición artística y simbólica. Se puede lograr, en este siglo XXI, algo potente y recio, como las obras que hicieron a principios de siglo XX”.
Villagómez concluye al argumentar que los promotores no retrocederán en su voluntad de llevar adelante ese edificio, pero, una vez construido, esa estructura quedará como "testigo insobornable” de un momento de la historia boliviana.

Datos de la Casa Grande del Pueblo

Costo El presupuesto aprobado para la ejecución de la Casa Grande del Pueblo es de 252,4 millones de bolivianos, que incluye el diseño, demolición, construcción y supervisión. Este presupuesto, que proviene del Tesoro General del Estado, a la fecha se mantiene vigente, según información del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR).
Construcción Las obras de construcción estarán a cargo de la Empresa Constructora TAURO. La selección se hizo a mediante Licitación Pública Internacional. La construcción de la Casa Grande del Pueblo demandará una inversión de 231.602.423 de bolivianos (monto adjudicado). El plazo de entrega de la construcción es de 840 días calendario.
29 niveles La infraestructura final contará con 29 niveles, de los cuales 23 servirán como salas de reuniones, despachos, auditorios y oficinas. Además contará con un helipuerto, un parqueo presidencial, sótanos y un nivel de ventilación.
Fiscalización La fiscalización está a cargo del FNDR, que controla que tanto el contratista (obras) como la supervisión (supervisión técnica) cumplan los contratos suscritos con el Ministerio de la Presidencia.

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