Según el testimonio de los comunarios que viven en sectores avasallados señalan que las los asentados en carpas contratan a personas armadas para el resguardo de las mismas.
Juan Arancibia es el trabajador de una familia propietaria de un predio ubicado Warnes de Santa Cruz, él fue testigo de la ocupación ilegal en directo.
En entrevista con Cambio el cuidador manifestó que en más de una oportunidad fue amedrentado por los avasalladores y en una ocasión se involucró y un arma de fuego.
“Ellos ya estaban establecidos en la parte del fondo de la propiedad. Yo me dispuse a barrer las hojas caídas cuando se escuchó el tiro. Me di cuenta que revotó en un árbol. Otros dos tiros pasaron cerca de mi cabeza, tuve que agacharme”, dijo Juan.
Por una cuestión de puntería él se salvó y pudo conocer los por menores de su atentado.
“fue hasta el día siguiente que yo me acerqué pacíficamente para reclamar por los disparos. Me encontré con un tipo súper grandulón, lo enfrenté y le dijo que me confundió con algún infiltrado. Dijo que los avasalladores lo contrataron para que cuide el campamento que levantaron. Se notaba que este tipo era un delincuente callejero que se prestó para el ilícito”, continuó el cuidador.
Similar versión registró Cambio solo que en la ciudad de La Paz.
Se trata de un predio avasallado en Achumani, la propietaria víctima de la tercera edad, narró que cuando se disponía a medir su predio, llegaron varios coches al sector con gente extraña.
“Vimos que llegaron varios vehículos y bajaron varias personas, más mujeres que varones. El técnico que estaba realizando la medición reconoció a algunas de esas personas y estaba convencido de que eran de un sindicato de comerciantes que nada tenían que hacer en el sector”, contó la afectada.
En ese marco, Pura Cuellar, fiscal cruceña manifestó que usualmente los cabecillas de las redes de avasalladores se encargan de reunir a lo personas que agrupan ciudadanos humildes que necesitan de una propiedad.
Según testimonios, son estafados porque les venden el sueño de un techo propio, sin embargo este sector carece de valor es por ello que se ven en la necesidad de contratar a personas extrañas que normalmente están en estado de ebriedad. Es por eso que la Ley 477, Contra los Avasallamientos y el Tráfico de Tierras manda una pena de ocho años de cárcel para los cabecillas del delito.
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