Tras arduas jornadas laborales en los caóticos mercados, los comerciantes cochabambinos, entre ellos panaderos, abarroteros y carniceros descansan en lujosas mansiones valuadas en más de medio millón de dólares americanos.
Sus moradas, construidas con las grandes fortunas que día a día acuñan en los mercados, son algo así como los cholets de El Alto, ya que rompen con los estilos arquitectónicos convencionales.
Son edificios que, en la parte más alta, tienen un chalet. Allí moran los comerciantes. Es por eso que se esmeran en hacer que este último piso se diferencie del resto de la edificación.
La diferencia no está solo en el estilo arquitectónico, que es similar a un chalet, sino también en las comodidades que tienen ahí arriba.
Desde parrillero, piscina e incluso sauna, solo para la pareja de comerciantes.
Debajo de su lujoso chalet están distribuidos en diferentes pisos varios departamentos que, a diferencia de la gente de la zona norte, ni por si acaso los alquilan, sino que se los dan a sus hijos, explicó el precursor de este tipo de construcciones en Cochabamba, el arquitecto Martín Pérez.
En la planta baja de las mansiones de los comerciantes hay un espacio dedicado a la actividad comercial que desarrollan.
Por eso es común ver casetas comerciales o depósitos al ingreso de sus edificios.
Otro ambiente infaltable en la casa de un comerciante es un salón de convenciones privado, con capacidad mínima para 150 personas.
“Puede estar vacío todo el año, pero para ellos es muy necesario que exista espacio para festejos en sus casas”, indicó el arquitecto Pérez.
Como sus actividades festivas suelen extenderse hasta una semana, los comerciantes prefieren tener un salón propio para recibir a sus invitados que, en su mayoría son sus colegas de oficio o sus clientes.
“Es gente muy recíproca, le gusta compartir en su casa”, comentó el arquitecto Pérez.
DIEZ AÑOS Esta tendencia inició hace 10 años en Cochabamba y actualmente está en pleno auge, sobre todo al sur de la ciudad, por sectores como Valle Hermoso, avenida Panamericana, 6 de Agosto, entre otras zonas comerciales.
Construir una edificación de este tipo demanda una inversión de mínimamente medio millón de dólares.
Además, el proceso de construcción suele durar por lo menos unos dos años, explicó el arquitecto Pérez.
En El Alto, el estilo arquitectónico de los cholets es conocido como neo andino.
“Son mis mejores clientes”
Desde que empezó a diseñar construcciones para los comerciantes, el arquitecto Martín Pérez fue juzgado, sobre todo por sus colegas enmarcados en los esquemas tradicionales de la arquitectura. Sin embargo para él lo importante es que el cliente se sienta cómodo.
Y si de clientes se trata, el arquitecto Pérez confesó que los comerciantes son sus mejores clientes, pues “ni los de la zona norte pagan como ellos”.
Cuenta que solo para un comerciante ya construyó tres edificaciones, parecidas a los cholets, en diferentes sectores de la zona sur.
Más allá de pagar lo justo, los comerciantes se caracterizan por respetar bastante al profesional arquitecto. Es más, para ellos éste “es una especie de Dios”, dijo Pérez. “Quizá los ven así porque ellos (los comerciantes) no tuvieron una formación profesional”, agregó.
El comerciante respeta los diseños del arquitecto, mientras que en la zona norte el cliente impone las características de la obra.
La arquitectura es el reflejo de la cultura de los pueblos
Jhon Mendoza
Presidente Col. de Arquitectos
Existe un concepto arquitectónico denominado ecléctico, que es una mezcla de todo. Sin embargo, las edificaciones de los comerciantes no podrían considerarse eclécticas porque corresponden a una cultura específica.
Es decir, cada obra arquitectónica es el reflejo de la cultura de un pueblo.
Por ejemplo, en el oriente, se da primacía a los arcos porque la necesidad de su gente es refrescarse. Además, trabajan en base a la madera porque es una materia prima del lugar.
En el caso de los comerciantes, por lo general son personas que llegaron a Cochabamba para dedicarse a sus negocios y casi no viajan al exterior. Es por esta razón que sus obras son casi siempre similares a las de sus comadres o compadres.
Aunque también hay algunos comerciantes que viajan al exterior y sus obras son una mezlca de su realidad y una realidad ajena.
Formas de tutuma y paila de chicharrón en las obras
A diferencia de los cholets de El Alto, donde las figuras andinas priman en la obra, las mansiones de los comerciantes cochabambinos se caracterizan por dar primacía a las formas que caracterizan a ciertos elementos gastronómicos de la Llajta, como las tutumas y las pailas donde se prepara el chicharrón.
Por fuera, la mayor parte de los edificios de comerciantes tienen forma arqueada, como si fuese una tutuma; otros tienen formas triangulares, como los agarradores de las pailas donde se fríe la carne de cerdo.
Otra característica común de estas obras es que sus fachadas están pintadas con colores llamativos, como verde limón, rojo e incluso amarillo.
Además, les gusta usar bastante la porcelana. Según el arquitecto Martín Pérez, los materiales que compran para revestir la parte externa de sus edificios son comunes, pero para el interior usan piezas de exportación.
“Puede que ellos (los comerciantes) no intervengan mucho en el diseño, pero sí o sí se encargan de escoger el material”, cuenta Pérez.
Las mansiones están revestidas con porcelana italiana o española, las más costosas, pero jamás con productos chinos porque son de menor calidad.
Según Pérez, ellos eligen el porcelanato porque es más fácil de limpiar, “solo lo pasas con un trapo y ya está”. Y es que gran parte de su tiempo lo invierten en sus negocios, por tanto no pueden pasarse el día limpiando una edificación de tales proporciones.
Sus tremendas casas también se distinguen por la sobresaturación decorativa. Es decir, en los ambientes internos, como las salas o los salones de eventos, los techos están adornados con figuras talladas en yeso.
Los albañiles tardan hasta una semana en culminar de tallar estas formas, explica Pérez.
Es por eso que una mansión de comerciante es tan valiosa.
ÁREA ESPECIAL Las mansiones de los comerciantes de Cochabamba siempre tienen un balcón. Esta característica arquitectónica es otro detalle que la distingue de un cholet alteño.
En El Alto, las edificaciones de las familias pudientes son completamente cerradas, mientras que en Cochabamba hay un área al aire libre, el balcón, esto debido a que el clima es más favorable que en el occidente.
Al comerciante le gusta salir a tomar el sol en sus días de descanso, es por eso que exigen al arquitecto que al construir no olvide incluir un balcón.
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