Han pasado tres días del operativo policial que desalojó a casi un millar de familias de los barrios Italia y La Purísima en la zona este de la ciudad. Pero el drama sigue para los vecinos que, además de haberse quedado en la calle, deben hacer vigilia para evitar que alguien robe sus pertenencias.
Muchos continúan con sus cosas en la puerta de lo que una vez fue su hogar ya que no tienen un lugar para llevarlos.
"Hay ladrones que llegan en la noche y se llevan desde calaminas hasta marcos de puertas. Se aprovechan de la desgracia ajena", decía Lucy Fernández, una mujer que junto a otros seis vecinos, aprovechaba la sombra de un árbol para desde allí, vigilar sus pertenencias.
Otros como José Quispe han tenido que recurrir a parientes para subsanar esta situación y hasta han pedido que alojen de manera provisoria a sus hijos ya que no cuentan con un espacio propio. "Ahora mi cabeza está 'partida en dos', por un lado estoy pensando en cómo estará mi familia y la otra está pendiente de mis cositas".
La preocupación pasa en que a pesar de que existen grupos de policías que aún siguen haciendo sus rondas por las calles del barrio, los 'amigos de lo ajeno' no paran de hacer sus fechorías a pesar de la presencia de los uniformados.
"A ellos parece que no les interesa nuestra situación y no hacen nada. Nos hemos quedado sin casa y corremos el riesgo de quedarnos sin nuestras cosas", se quejaba José.
Estas familias son acusadas de ocupar ilegalmente cerca de 34 hectáreas de la lechería Talla Grande ubicada en el kilómetro 5 en la ruta a Cotoca. Por este motivo fueron desalojados.
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