lunes, 20 de abril de 2015

Albañil asegura que propietarios de edificio hicieron pacto con el Diablo



Las leyendas de pactos con el Diablo han existido siempre y, hasta ahora, en tiempos de crisis, hay quien habla de vender el alma al demonio a cambio de una ayuda para lograr algunas cosas.

Agustín, una persona de aproximadamente 60 años de edad, quien desde los 20 años trabaja como albañil, primero en la ciudad de La Paz y luego en Tarija, cuenta que en varias ocasiones vio cómo sus patrones hacían pactos con el Diablo para culminar de buena manera la construcción de alguna infraestructura.
“Vi en una ocasión en Tarija, en los años noventa, en una construcción de un edificio de más de siete pisos, que quien me contrató llevó una especie de catita (cráneo) a la obra, donde hablaba en voz alta con alguien y le prometía darle cosas”, dijo.
El albañil relata que en 1994 comenzó a trabajar en una obra que iba a ser una de las más altas de la ciudad de Tarija, para lo que iniciaron con el cavado de los cimientos, entonces un día le informaron que no se trabajaría una jornada y que los trabajadores tendrá ese día libre pagado.
En la jornada libre, Agustín fue a la construcción porque el día anterior se había olvidado su ropa de trabajo y entonces quería recoger la misma para lavarla, y fue cuando observó algo raro.
El pacto
Asegura que vio a dos personas vestidas de negro y otra de blanco que en su mano tenía un cráneo. “Me asusté mucho, no quise hablarles y quería ver lo que hacían o cómo lo hacían, porque en La Paz también vi en dos ocasiones hacer un pacto pero no de la misma manera, entonces, los dos hombres de negro comenzaron a hablar en voz alta, era como si estarían rezando, y de repente sacaron dos bolsas negras y les echaron a los cimientos, luego le taparon bien con cemento”, relató.
Contó que desde ese día comenzaron a llegar más trabajadores de todos lados, incluso tenía dos compañeros de Argentina que de repente desaparecieron al terminar la obra. “Ellos siempre eran los más alegres, molestaban a todos, sin embargo, cerca a terminar la obra no aparecieron más, ellos nos decían que no tenían familia y sólo estaban los dos para salir adelante, pero lo que sí sé es que tomaban mucho, algunas veces llegaban borrachos a trabajar”, mencionó Agustín al indicar que algunos compañeros de trabajo decían que a ellos “se les llevó el Diablo”. “Más bien fue a ellos y no a alguno de nosotros”, dijo.
Añadió que en la ciudad de La Paz, algunos compañeros de él le indicaron que cuando hacían pacto con el Diablo, los dueños del edificio o los contratistas, en ocasiones llevaban animales muertos, el tamaño era según la obra que se construía, si era una casa normal un animal pequeño era suficiente, sin embargo, si era un edificio de cinco pisos se tenía que sacrificar a animales grandes, pero lo que algunos decían es que cuando eran edificios más altos, lo que se hacía era traer gente de El Alto o los que pillaban tomando para lanzarles a los cimientos vivos y luego enterrarles con el cemento.
“Nunca vi ni en La Paz ni en Tarija que se sacrificara personas, pero si en Tarija vi que sacrificaron animales para que la obra salga más fuerte y dure por años, eso es lo que nos decían y eso dicen las creencias, pero lo que sí pude ver es cómo hacen los pactos, no creo que sea con Dios”, añadió.
Otro maestro albañil indicó que se cree que para construir grandes obras, como puentes, edificios, casas amplias, se le debe brindar una ofrenda humana al Diablo para que la construcción no se caiga o para que no se deteriore, es por eso que vagabundos, trabajadores de la obra o hasta niños son reclamados por el Diablo para sepultarlos vivos sobre los cimientos.
“Trabajé en la construcción por varios años, en construcciones grandes donde se construían más de seis pisos. En las mañanas cuando llegas da la cesación de pueblo fantasma, con la neblina en la maquinaria, mucho viento, mucho frío que no hace afuera, sin embargo, estamos ya acostumbrados a ello y nadie dice nada, todos comienzan a cambiarse como si no hubieran visto nada y a comenzar a trabajar”, relató.

Otros pactos
El hijo de este maestro albañil mencionó que cuando trabajaba en Argentina, en las construcciones vio que en vez de sacrificar personas, ofrecen un regalo tales como dulces o fetos de llama, un animal muy usado para ofrendas a la Pachamama y luego de un día empiezan la construcción y una vez acabada vuelven a hacer lo mismo agradeciendo que no ocurrió ninguna tragedia en la construcción y también para que la contracción tenga suerte dependiendo para que la usen luego.
“Se hacen varias cosas cuando se construye obras grandes, sin embargo, en Tarija aún no hemos visto personas que son enterradas bajo los cimientos como sacrificio, lo que sí se hace es agradecer con una buena parrillada a la terminación de cada semana el trabajo que se hizo y cuando se termina en su totalidad la obra, todos se dan un abrazo y se dice “hasta otras obras, felicidades”, para encontrar otra obra lo más antes posible y seguir surgiendo en esta vida”, comentó.

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