Sola, cargando varias maletas, y mirando desde la calle las puertas aseguradas de la casa que jamás habría comprado si no emigraba a Estados Unidos (EEUU), así quedó Martha (nombre cambiado), luego de que una de sus parientes le negara el ingreso a su propia vivienda. Horas después, la víctima se enteró que había sido demandada de usucapión.
Al igual que los más de tres millones de bolivianos que emigraron del país durante los últimos años, hace tiempo Martha se marchó a EEUU con la finalidad de mejorar la condición económica de su familia.
Es así que, durante unos buenos años, trabajó hasta reunir dinero para comprar una casa en Cochabamba.
Según contó una de sus primas que radica en el departamento, Martha envió el dinero suficiente a Bolivia para que sus familiares compren una propiedad a su nombre y mientras ella permanecía en EEUU, ordenó que sea habitada por sus padres.
El tiempo transcurrió y Martha seguía en el exterior. Desde allá, afrontó, entre otras cosas, la muerte de sus padres.
Para empeorar a aún más su condición, a una de sus hermanas, que también vivía en Cochabamba, Maribel (nombre cambiado), le detectaron cáncer de mama.
Como Martha apreciaba a su hermana, mandó dinero para pagar su tratamiento. Es más, le dio techo a Maribel y a su familia (su esposo y sus dos hijos). Los cuatro ocuparon el bien inmueble en el que vivían sus difuntos padres.
PUÑALADA EN LA ESPALDA
El cáncer mató a Maribel en dos años. Para entonces, Martha seguía en EEUU.
Por su lado, los dos hijos y el esposo de Maribel guardaban luto en la casa de Martha. Hasta que, por diversas circunstancias, el viudo de Maribel dejó la vivienda, al igual que su hijo menor, un joven de unos 20 años. Sin embargo, la hija mayor de Maribel, Roxana (nombre cambiado), se quedó ahí.
Transcurrieron como dos años y Roxana prácticamente se había “adueñado” de la casa de su tía Martha, que seguía en EEUU.
Roxana sentía tan suya la propiedad que incluso llevó a su novio a vivir con ella.
Mientras, desde el exterior, Martha estaba al tanto del accionar de su sobrina Roxana. Pero jamás imaginó que a su retorno a Bolivia, se enfrentaría a una demanda de usucapión interpuesta por esa joven a la que -literalmente- había mantenido desde que era niña, su sobrina.
SU SITUACIÓN
En principio, cuando Martha arribó al aeropuerto de Cochabamba, se trasladó de inmediato a su casa pero no pudo abrir la puerta porque estaba asegurada.
Entonces golpeó, hasta que el enamorado de su sobrina salió y, sin abrir la puerta, le dijo que Roxana estaba enferma y que necesitaba tranquilidad, así que no podía pasar.
Martha llamó a su familia que tiene en Cochabamba para informales sobre lo que sucedía.
Minutos después, los parientes de Martha y también el padre de Roxana llegaron hasta el lugar y encontraron a la recién llegada, parada en la puerta de su propia casa con sus maletas.
Una de las primas de Martha contó que el papá de Roxana, le dijo con bastante molestia a Martha que le entregarían su casa (enfatizando de manera despectiva la frase “su casa”) dentro de poco, pero por estos días tenía que dejar descansar a Roxana.
Para evitar más problemas, Martha aceptó y se alojó en la casa de sus parientes.
Desde ahí, el primo de Martha, que era abogado de profesión, indagó sobre la situación legal de su vivienda, esto porque a todos les parecía extraño que de la noche a la mañana Roxana actúe de esa forma.
En breve, el abogado descubrió que la casa tenía una demanda de usucapión, misma que había sido puesta por Roxana recién en mayo pasado.
Martha, como era de esperarse contestó la demanda y continúa con el proceso desde EEUU, país al que retornó hace unos días, por cuestiones laborales.
Por su parte, la sobrina de Martha se negó a darle la cara a su tía.
No obstante, Martha, conmovida con las justificaciones que su sobrina había dado para iniciar demanda de usucapión (que la casa había sido comprada para su mamá, que no conocía el lugar exacto donde vivía su tía, que habita la propiedad hace más de 10 años, entre otras cosas), no quería irse sin antes hablar con Roxana.
Así que, como si de una historia de novela se tratase, la interceptó el día de su boda y le pidió explicaciones en la parte externa de la iglesia, pero ni su sobrina o su novio dijeron algo. Los invitados y familiares quedaron perplejos.
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