lunes, 14 de julio de 2014

Hallan murales en Villa de París, la casa más antigua de La Paz

¡Cuidado, mural! se lee en un cuadro con letras rojas y hecho de venesta que advierten que detrás se hallan murales. Estos datan de 1768 y revelan una serie de expresiones artísticas que fueron plasmadas en los muros de Villa de París, considerada la casa más antigua de La Paz, y que hoy forma parte de la extensión del Museo Nacional de Arte.
Hace casi tres meses, expertos iniciaron trabajos para recuperar las pinturas que adornaban la infraestructura. Durante esa travesía descubrieron debajo de decenas de capas de pintura obras como imágenes de flores, animales surreales, e inclusive, un mural que se cree hace alusión al cerco de La Paz.
Antes en la infraestructura de la casona, que tiene grandes salas, funcionaban oficinas de abogados, galerías y hasta un restaurante de comida rápida.
El inmueble, ubicado entre las calles Comercio y Yanacocha, a unos pasos de la plaza Murillo, fue declarado Patrimonio Monumental en 1963, pero sólo después de ser recuperado por la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, se reconoció su aporte a la memoria histórica, arquitectónica y artística de la ciudad.
Página Siete realizó el viernes un recorrido por Villa de París, junto a responsables del proyecto, funcionarios del Museo Nacional de Arte y el embajador de España en Bolivia, Ángel Vázquez.
Piedras, ladrillos, tierra y demás escombros, ocupan hoy el espacio que antes fue un patio colonial. El suelo donde se encuentran los deshechos es de cerámica, pero 50 centímetros más abajo, el suelo original espera ser encontrado.
Imponentes arcos, característicos de la época, rodean este patio. Hasta hace un par de años, estos sirvieron para dividir los espacios de un restaurante, e incluso se construyeron un par más para ambientar el lugar. De aquel sitio de comidas, actualmente sólo quedan las paredes pintadas de amarillo y rojo.
Cuarenta pasos, aproximadamente, separan este patio de otro. En un gran arco, cuyos pilares contienen figuras de granadas, uvas, palmeras y algunas flores, se distinguen los números 1768. Esta construcción está "encajonada para poder ser preservada y se cree era la entrada principal a la casa”, explicó el arquitecto y supervisor del proyecto, Luis Arellano.
Las gradas que debía descender el visitante para ingresar al inmueble se "interrumpen” con un muro de ladrillos. "Este muro fue construido en la época contemporánea y será removido posteriormente”, contó el arquitecto.
Es difícil imaginar cómo lucía la casona en 1768. Donde alguna vez existieron balcones, hoy aún quedan restos de un baño que se instaló en la terraza que tenía vista al patio principal. Estos balcones acompañan a la "sala principal”. En esta, los techos edificados con madera amarrada con tiento (cuero de res), se mantienen casi intactos, aunque "ya no son funcionales, solo se recuperarán para preservar la estética del lugar”, afirmó Arellano.
Es precisamente en esta sala donde se encontraron la mayor cantidad de murales. "Cuando se retiró el cielo falso se encontró pintura mural, eso indica que prácticamente toda la casa estaba pintada”, indicó el profesional, quien lamentó que se hayan raspado y pintado por encima las pinturas. "Esta es la parte más importante en lo que concierne a pintura mural”, explicó emocionado el arquitecto encargado de la recuperación de las obras, Ramiro Mendieta.
En un mural específico llama la atención la figura de un hombre montado en un caballo blanco que sobresale entre otros personajes. En el fondo aún es posible distinguir tonos cálidos, y alrededor de la pintura unas flores funcionan como marco. "Se especula que la figura representa a Sebastián Segurola (español que participó de la represión indígena durante el cerco de Túpac Katari)”, contó el especialista.
Aunque no es posible visualizar las pinturas, pues están totalmente cubiertas con un papel japonés especial para su mantenimiento, durante el recorrido por la Villa de París los técnicos mostraban fotografías de lo encontrado e imágenes con proyecciones de cómo se piensa que estaban pintadas las paredes.
Los zócalos eran de color guindo e hileras de flores cubrían por completo las paredes. Las frutas, figuras características del barroco mestizo, también están presentes en las pinturas. Duraznos, granadas y uvas, rodeadas de hojas rojas y verdes, se pueden apreciar en fotografías.
Mendieta bromeó "ésta especie no pertenece a la región, eran pinturas bastante fantasiosas”, dijo, mientras mostró una pequeña ave de color rosado con amarillo rodeada por las típicas flores de la época. ¿Qué otras obras se encontrarán? Aún es imposible predecirlo, ya que los técnicos estiman trabajar otros siete meses para recuperar las obras y evitar que no se queden en el olvido.

Sobre el inmueble
Detalles Los caballos, las frutas, las aves y las flores son figuras características del periodo barroco mestizo.
Descubrimiento Una de las salas, que fue modificada en la época de la República, alberga también pinturas murales en el techo.

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