La Alcaldía de La Paz terminó ayer de desalojar el edifico El Alcázar, que corre el riesgo de desplomarse, y al menos cinco inmuebles circundantes que podrían resultar afectados.
A las 17:00 del lunes, uno de los pilares del cuarto subsuelo del bloque C del edificio de 18 pisos de la calle Federico Zuazo presentó rajaduras y desprendimiento de material, lo que provocó ruidos y movimientos que causaron pánico en los ocupantes.
Aunque gran parte de los vecinos abandonaron sus departamentos por la noche, funcionarios de la Alcaldía, con apoyo de efectivos policiales y militares, se aseguraron ayer de que no quede ni una persona en el multifamiliar ni en viviendas próximas.
Como precaución, también se dispuso cortar la circulación vehicular de la Federico Zuazo y las calles transversales J.J. Pérez, Batallón Colorados, Tiwanaku y Reyes Ortiz, donde se apostaron policías que impedían incluso el paso de peatones. Marcelo Badani, presidente de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia, regional La Paz, sugirió evacuar al menos 100 metros a la redonda.
Afectados
“Todo ha sido tan rápido que no he podido sacar más que la ropa de mi bebé y de mi esposa; yo no he sacado nada, salí así como me ve”, contó un damnificado.
Fabiola Gamarra, que alquila un departamento en el edificio El Alcázar desde hace un año, dijo que “tengo todas mis cosas que compré con esfuerzo y necesito sacarlas”. Pero el desalojo también afectó a los inmuebles vecinos.
“Hemos desalojado un edificio amarillo en el que funcionan sólo oficinas (pasaje Tiwanaku); detrás teníamos dos (casas de dos) familias y en el edificio de ENTEL se pidió que la gente no acuda a trabajar”, afirmó el alcalde de La Paz, Luis Revilla.
Paul Stach, dueño del restaurante Vienna, ubicado a la derecha de El Alcázar, contó que también recibió orden de desalojo.
Además de estos cinco casos, la Universidad Tecnológica de Bolivia (UTB) y el Centro Boliviano Americano (CBA), ubicados en las inmediaciones, cerraron sus puertas por precaución e iniciativa propia.
El Museo Nacional de Arqueología, ubicado en la Tiwanaku, también cerrará sus puertas y 11.000 piezas arqueológicas serán trasladadas al Museo Nacional de Etnografía y Folklore, según informó el comandante de Bomberos, Gustavo Daza.
Revilla anunció que luego de tres días de monitoreo y evaluación técnica, los copropietarios e inquilinos del edificio podrán ingresar por pocos minutos para sacar ropa y objetos de valor. “Cualquier golpe o movimiento brusco puede causar vibraciones en la estructura”, dijo.
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